lunes, 31 de marzo de 2014

Sesame

Después de una muy buena primer visita, no nos aguantamos más las ganas y decidimos regresar 2 semanas después a Sesame, en el corazón de la Roma, en la calle de Colima, entre Jalapa y Orizaba.

La carta es simple, con un mensaje que resume el concepto del restaurante: "Same but different". Si bien es sólo una hoja de papel, se mantiene una letra clara, espacios y limpieza. Sin queja.

Para empezar pedimos unos edamames, he de decir que muy a mi pesar pues es un plato que se ve ya en todos lados, pero sorpresivamente están deliciosos gracias a que están sazonados con furikake de shiso que le dan un sabor extraordinario.

También probamos dos dumplings, unos de camarón y cerdo, "Gah leí sin mai" que consta de 4 piezas y lo dejan a uno deseando otras 4 piezas. No menos sabrosos están los Har Yuk de camarón y jengibre, semifirtos... Mmmmm mmmmm
También comimos los tacos de lechuga Schezwan rellenos de carne de res crujiente. Una maravilla.

Finalmente probamos los buns de pato con salsa Hoisin picante...
Sin palabras!

Con un esfuerzo sobrehumano, llegamos al postre y pedimos el hojaldre de helado de vainilla con cardamomo y jalea de frutos rojos que refresca el paladar y es el perfecto final a una excelente comida.

El servicio es lo único reprochable, le falta algo de carisma y profesionalismo, es bien intencionado y la amabilidad del gerente ayuda a salvar la experiencia.

Los baños son limpios, arreglados y pensados como complemento del restaurante. Lo he dicho antes y lo vuelvo a repetir, los baños reflejan mucho de la seriedad de un establecimiento.

En resumen.. Un gran lugar, sencillo pero completo... Invita a regresar y regresaremos.
Como colofón se ve una frase ahí mismo que es Sesame: "comer es una necesidad. Saborear es un arte".

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